Bastón de dignatario gan

Bastón de bronce de dignatario Gan (provincia de Poni, Burkina Faso)

En África (y en el resto del universo) los jefes, nobles, chamanes y demás gente importante acostumbran dotarse de objetos indicadores de poder que, mucho antes, habían sido ideados con otra finalidad. Armas ceremoniales poco afiladas, sombreros extravagantes, un simple espantamoscas o, como ocurre entre los Ashanti, un taburete caído del cielo forman parte de esa colección de atributos con los que el forastero puede saber rápidamente quién manda.
Pero entre todos los emblemas y regalías que en el mundo han sido destacan los bastones de mando, artilugios pensados para ayudar al anciano o al enfermo que, en este caso, pueden acabar entre las manos de individuos jóvenes y sanos. Algunos ven en el bastón al objeto con el que el jefe puede castigar al súbdito descarriado; otros lo consideran un símbolo fálico de fertilidad. En cualquier caso, el bastón puede acumular tanta fuerza y tanto poder en sí mismo que, como ocurre con las recades dahomeyanas, acaba siendo venerado cuando el soberano no está.
Relativamente común en otros grupos étnicos de la cuenca del río Volta, entre la gente Gan del sur de Burkina Faso el bastón de poder puede llegar a adquirir tintes muy refinados, y para conseguirlo hacen uso de sus habilidades fundidoras.
El bastón de bronce que presentamos ha sido fundido siguiendo la técnica de la cera perdida, gracias a la que el artesano ha conseguido detalles muy finos y representativos del universo espiritual Gan. El bastón entero se presenta como la serpiente fluvial, cuya cabeza culmina la empuñadura; sobre el cuerpo del ofidio se dispone una figura humana (una mujer sentada en la orilla) y varios animales totémicos del río: un geco, un lagarto, dos camaleones y una culebra bicéfala que se enrolla alrededor de la cola de la gran serpiente voltaica.

Alto: 82,0 cm; Ancho empuñadura: 13,0 cm; Peso: 1,10 Kg